Diario de un peregrino: Exilio obligado

(Presentación del Informe Libertad Religiosa en el mundo 2023)

Cuando el Padre Naim habla, la gente levanta la vista del móvil. Su historia no es una película subvencionada por el Ministerio de Cultura ni un “pastiche” de telepredicador. Es el relato de un sacerdote irakí que se ha tenido que marchar de su país como muchos otros cristianos paisanos suyos. En la cuna del patriarca Abraham, no hay lugar para la fe del Padre Naim, quien también escuchó “Sal de tu tierra”; aunque puede que de otra manera…

Un día, su hermano fue asesinado al salir del trabajo por el único motivo de seguir a Cristo. Su padre murió con 57 años tras sufrir bastante a causa de un cáncer que padeció, sin acceso fácil a un tratamiento. El 6 de agosto de 2014, fecha típica de vacaciones o de playa en un país civilizado, el Daesh llegó a su tierra y les dio a elegir: conversión, dinero o marcharse. Impresiona escuchar a Naim: “El Señor nunca se fue de nuestro lado”.

Como la opción de morir a espada si no se iban resultaba un tanto… inhumana, se marcharon dejando atrás todas sus cosas y el sonido de las bombas. Pero el padre Naim dice que pudo perdonar. Se llevó un icono de la Virgen, el crucifijo de su habitación y su rosario. Cuando le “vacilan” con un bocadillo de lomo, sonríe diciendo que no tiene problemas con el cerdo… “En Irak”, dijo, “si deseas ser cristiano, prepárate para ser mártir”. Heroico.

Manuel Á. Blanco